Reparar es una de las “R” de la economía circular que más se quiere impulsar. Alargar el tiempo útil de los productos y garantizar a los ciudadanos que pueden repararlos cuando se estropean es el objetivo para reducir la demanda de nuevas materias primas y mantener los materiales en el ciclo de uso.
La Unión Europea publicó el pasado mes de junio el texto final de la Directiva (UE) 2024/1799 por la que se establecen normas comunes para promover la reparación de bienes, como ofrecer al consumidor información completa y comprensible, y la obligación de reparar determinados productos de manera gratuita o a un precio razonable.
Ya podemos hacerlo en los Repair Café
Hace ya más de 15 años que los ciudadanos comprometidos de cientos de ciudades pueden practicar la reparación como una forma de promover la economía circular gracias a los llamados Repair Café.
Esta iniciativa nació en 2009 gracias a una idea que tuvo Martine Postma. Ella quería avanzar en la circularidad de los productos y se dio cuenta de que tres de cada cuatro objetos que usamos en nuestra vida cotidiana se pueden reparar, si es que se dan las condiciones para ello.
Decidida a actuar para permitir que sus vecinos pudieran reparar sus productos, creó en Ámsterdam el primer Repair Café. Se trata de un espacio donde los vecinos se encuentran para reparar objetos, de manera que los más “habilidosos” pueden ayudar a los que necesitan reparar algún producto que ha dejado de funcionar pero que tiene arreglo.
La buena acogida de la idea hizo que Martine creara en 2011 la Fundación Repair Café (hoy se llama Repair Café International) para ayudar a aquellos colectivos que se decidan a abrir un Repair Café, porque el crecimiento de la idea se basa en personas voluntarias que quieren abrir y hacerse cargo de uno estos espacios.
¿Qué hacemos en un Repair Café?
La idea tuvo tal acogida, que muy pronto se empezaron a abrir Repair Cafés en medio mundo. Son espacios abiertos y de libre acceso donde se dispone de herramientas y materiales disponibles para reparar todo tipo de objetos y productos, como electrodomésticos, ordenadores, teléfonos móviles, ropa, bicicletas, juguetes, muebles…
La idea no es que cada uno lleve su aparato y que los voluntarios expertos lo arreglen, sino que éstos ayuden y enseñen a los ciudadanos a reparar. Es un trabajo colectivo que también amplía las habilidades de los vecinos para arreglar sus propios objetos, evitando que muchos de ellos acaben en la basura.
Además, en la web del proyecto hay decenas de consejos para que cada uno pueda reparar también en su hogar y los voluntarios de los Repair Café visitan colegios para hacer pedagogía de la reparación con los niños.
Pero la función social de estos lugares tiene más ventajas. La propia Martine Postma reconoce que, más allá del hecho físico de reparar productos y evitar que se desechen, en los Repair Café también se refuerza la conciencia ambiental de los vecinos y se genera un “sentido de pertenencia” entre la persona y el objeto: cuando conocemos cómo es el objeto, cómo funciona y cómo se repara entendemos mejor el valor que tiene y la necesidad de repararlo.
Poco a poco, va creciendo la “cultura de la reparación” frente al “usar y tirar”, aunque los responsables de la iniciativa de los Repair Café reconocen que el problema es más agudo entre las personas jóvenes, porque han nacido en un entorno de consumo rápido y de sustitución que no beneficia al medio ambiente.
Dónde están los Repair Cafés
La red de los Repair cafés no hace más que crecer. Actualmente, hay más de 3.200 por todo el mundo con casi medio millón de voluntarios y un volumen de aparatos arreglados de 57.000 al mes.
Además de Holanda, su país de origen, podemos encontrar Repair Cafés en Estados Unidos, Alemania, Francia, Japón. Madagascar, Australia, Bolivia o la India.
Europa acoge cerca de 2.500 Repair Cafés. En España, tenemos ya una treintena en lugares como Alicante, Murcia, Madrid, Segovia, Albacete, Barcelona, Bilbao, Oviedo, A Coruña, Cáceres o Zaragoza.
Por ejemplo, el Repair café de Valencia está especializado en bicicletas, el de Oviedo está gestionando por la ONG Ingenieros Sin Fronteras, el de A Coruña se centra en ordenadores y software, el de Alcobendas está gestionado por la empresa Leroy Merlín y el de Barcelona está apoyado por el Ayuntamiento de la ciudad bajo su proyecto “Impulso socioeconómico del territorio”.