El sector forestal y la economía circular
11/03/2021

Uno de los aspectos positivos de la economía circular es que se puede trasladar a todos los sectores. El concepto de la circularidad propone una alternativa al modelo lineal de producción y consumo al que estamos acostumbrados en la mayoría de economías industrializadas, aquel en el que los recursos se explotan de manera ineficiente y sin tener en cuenta las muchas posibles vidas futuras que ese recurso puede tener una vez haya cumplido su función inicial. Por ello, lo que se plantea a nivel internacional, en el marco de la Unión Europea, por ejemplo, y también a nivel nacional —con la estrategia “España circular”— es aplicar estos valores transversalmente en el conjunto de la economía. Así, si un sector como el forestal puede parecer a priori completamente ajeno a la economía circular, en realidad tiene mucho que ver.

La gestión forestal y el medio ambiente

La gestión sostenible de los bosques, aplicando los principios de la economía circular, se traduce en el mantenimiento de un activo que, ahora más que nunca, es crucial para la estabilidad climática del planeta. Los árboles, al absorber y retener CO2, son un capital natural imprescindible para atajar el calentamiento global. Pero no basta con plantar árboles y esperar resultados inmediatos. La gestión de éstos ha de hacerse inteligentemente, de manera que los recursos (suelo, agua, etcétera) sean empleados con cuidado y asegurándose de que no se traspasan los límites de biocapacidad de la Tierra. Ahí es donde la economía circular puede jugar un papel clave.

Además, como arguyen los investigadores del Instituto Forestal Europeo, de la Universidad Católica de Lovaina y de la Universitat Politècnica de València en su estudio Perspectivas de una bioeconomía forestal en el mediterráneo, la economía circular y la bioeconomía se retroalimentan. Mientras la primera sugiere reducir la generación de residuos mediante el ecodiseño y el reciclaje —entre otros aspectos que contempla—, la segunda pone en valor los productos que provienen de la naturaleza, como los artículos biodegradables y hechos a partir de fibras vegetales.

“Debido a su menor competencia con la producción de alimentos, el alto valor de los servicios ambientales y sociales y la gran versatilidad de sus productos, los bosques pueden considerarse la infraestructura terrestre biológica más importante y un elemento fundamental de la bioeconomía circular. Posibilitan el desarrollo de interacciones positivas entre economía y ecología, entre el bienestar humano y la capacidad del planeta para sostener la vida”, enfatizan los autores del estudio.

Por tanto, aplicar la economía circular a la silvicultura acarrea beneficios para el mantenimiento de los recursos del planeta y el estado de los bosques, pero también actúa en beneficio de la economía circular. Es una simbiosis ideal.

Algunos instrumentos como la certificación forestal (FSC, por ejemplo) o la cadena de custodia ayudan a preservar recursos como la madera, que puede convertirse en un gran aliado de la economía circular, sobre todo en la construcción, al no generar los residuos que suele acarrear la edificación con otros materiales como el hormigón. Mientras que este tipo de residuos (RCD) no suelen tener una salida fácil, los que genera la madera para la construcción se pueden reciclar fácilmente, bien sea empleándolos para generar biomasa, como material para camas o para hacer compost, entre otros usos.

Proyectos que impulsan la integración de la economía circular en la gestión forestal

Al calor de esta necesidad han surgido recientemente proyectos que impulsan la innovación para mejorar las sinergias entre ambas apuestas. Uno de ellos es AFINET, el proyecto europeo liderado por la Universidad de Santiago de Compostela en el que participan 13 socios de 9 países europeos: España, Reino Unido, Bélgica, Portugal, Polonia, Hungría, Italia, Francia y Finlandia. La iniciativa, desarrollada entre 2017 y 2019, contó con un presupuesto de casi dos millones de euros para crear una red que facilite el intercambio de conocimiento entre sus socios. Se trata de identificar las lagunas y desafíos principales para cada una de las regiones que abarca el proyecto, de forma que se pueda estudiar cómo dar respuesta a esos retos a partir de soluciones innovadoras dentro de los sistemas agroforestales.

La Universidad de Santiago de Compostela también está involucrada en otro proyecto, en el que participa también la empresa de madera para construcción Finas, para incorporar la economía circular al ciclo de la madera. La Unidade Mixta Economía Circular da madeira cara unha construción baixo-enerxética (Eixo), que desde 2019 cuenta con 2,15 millones de euros, tiene por objetivo desarrollar ocho líneas de investigación con los que desarrollar modelos de economía circular vinculadas al sector forestal, para mejorar los procesos y dar con productos ecodiseñados, con baja huella en carbono y cuyos residuos tengan fáciles salidas hacia nuevos usos.