En el siglo XX existía el convencimiento de que la llegada del nuevo milenio traería consigo nuevas fórmulas del transporte y, en ese contexto, los coches voladores eran un elemento de movilidad completamente asimilado en el imaginario colectivo.
Comenzado ya el siglo XXI podemos afirmar que los coches voladores existen, pero nuestra diaria movilidad sigue pegada al asfalto, y es en este contexto en el que se plantean innovaciones que van dirigidas a descongestionar el tráfico de las grandes ciudades y reducir los niveles de contaminación.
El futuro es ahora
La movilidad en las grandes ciudades se ha convertido en un auténtico reto tanto para los ciudadanos como para los ayuntamientos. Las grandes distancias requieren el uso de vehículos (públicos y privados), pero la manera en que se masifican estos núcleos de población hace que el volumen de tráfico sea un problema de movilidad y medioambiental. ¿Cómo deshacer este círculo vicioso? Según un estudio realizado por Deloitte acerca de tendencias de movilidad en Smart cities, las necesidades de las ciudades del futuro enfrentan tres grandes retos:
- Rendimiento y capacidad de adaptación. La congestión de tráfico en las grandes ciudades es un problema para el bienestar de los ciudadanos a muy diferentes niveles (inversión de tiempo, estrés, contaminación…). Transformar esta situación requiere mejorar infraestructuras y ampliar la oferta de alternativas de transporte.
- Visión y liderazgo. La innovación es la clave de la movilidad del futuro. Las ciudades inteligentes se apoyan en los datos obtenidos del Internet de las cosas, la IA y otras tecnologías digitales, elementos que no pueden quedar fuera de la nueva movilidad urbana. Inversión económica, una buena dirección y la coordinación entre los diferentes stakehodlers serán los siguientes ingredientes a la hora de diseñar nuevos modelos de movilidad.
- Servicio e inclusión. Para que la movilidad urbana sea eficiente es necesario que sea accesible para todos los ciudadanos. Esto implica ofrecer opciones que se adapten a todos los bolsillos y una red de transporte público amplia, con una cobertura completa de la ciudad, puntual y con tiempos de espera moderados que inevitablemente incentivará su uso por parte de los ciudadanos.
Rediseñando el transporte en las ciudades
La nueva movilidad urbana se rediseña teniendo en cuenta el valor que aportan las nuevas tecnologías y manteniendo en el horizonte el reto del cambio climático, que hasta la fecha ha encontrado en el transporte su mayor amenaza (solo en nuestro país el transporte es responsable del 293% de las emisiones de gases de efecto invernadero). Esto ha determinado varias tendencias muy claras que ya son una realidad en ciudades como Shanghái o Berlín y que poco a poco están modificando el parque móvil urbano de multitud de ciudades:
- Alternativas a los combustibles fósiles. Los vehículos eléctricos y los alimentados con hidrógeno se sitúan a la cabeza de la movilidad del futuro. El bajo impacto medioambiental que ofrecen estas fórmulas hace que el sector de la automoción apueste por la innovación en ambos ámbitos con el objetivo de ofrecer vehículos cada vez más baratos y eficientes.
- Movilidad conectada. El Internet de las Cosas (IoT) hace posible que todos los elementos de la circulación se comuniquen entre sí: vehículos, semáforos, señales, etc. Si a esto le sumamos las ventajas que aporta el 5G, nos encontramos con un sinfín de posibilidades para mejorar la movilidad: semáforos que se autorregulan en función del tráfico, información sobre plazas de aparcamiento libres o peligros en la carretera…
- Inteligencia Artificial. La IA aplicada a vehículos y a elementos reguladores del tráfico abre la vía a sistemas de transporte inteligente activos que son capaces de anticipar la congestión, reactivar automáticamente el tráfico, sincronizar los semáforos y aplicar peajes dinámicos para ayudar a mantener la ciudad en movimiento.
- Movilidad como servicio. El concepto de Mobility as a Service (MaaS), trata de reducir el uso del coche privado combinando las nuevas tendencias de la movilidad con el transporte público (carsharing, motosharing, bikesharing, patinetes eléctricos) y transporte público tradicional, en un enfoque integrador. En el contexto de una ciudad inteligente, las aplicaciones de movilidad contribuyen a diseñar multitud de modalidades de transporte, ofreciendo desplazamientos fluidos y multimodales. Esto permite hacer movimientos más eficientes, optimizar el flujo de tráfico, la eficiencia energética y el uso de vehículos en toda la ciudad.
La suma de todos estos factores contribuirá a desarrollar una movilidad diversa basada en las necesidades reales y los hábitos de la ciudadanía, al mismo tiempo que facilita la planificación del tráfico y permite alcanzar una movilidad más sostenible.